Entendemos como Otra microfinanza la inducción intencional de las prácticas financieras informales. En el modelo microfinanciero que usamos en este caso no se propone la bancarización, sino la modificación de mecanismos informales colectivos para impulsar grupos locales de autogestión que captan fondos de sus miembros (bien como ahorros o bien como inversión) y los usan para financiar directamente sus propias necesidades de crédito. Esto sin la intervención de capitales distintos a los del propio grupo.
La Otra microfinanza parte de los mecanismos naturales tradicionales usados por poblaciones de bajos ingresos, pero introduce en éstos una metodología para mejorar y agregar valor a los servicios financieros que prestan. Por tanto, con esta expresión nos referimos al uso de prácticas informales tradicionales, inducidas ahora por personas o instituciones que buscan mejorarlas para brindar a sus usuarios mayor confianza, seguridad, oportunidad, transparencia y educación financiera.
Desde hace unos 15 años se opera con este criterio en las comunidades, facilitando el proceso para que la gente pueda autogestionar sus necesidades económicas. Si revisamos las prácticas informales desarrolladas como modelos inducidos por instituciones o personas, encontraremos una diversidad muy rica que se centra en aspectos distintos según las necesidades de cada población: ahorro, crédito, educación o aspectos comunitarios.
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